En el vasto panorama de las artes marciales japonesas, el Jujutsu se destaca como una de las formas más antiguas y profundas de combate cuerpo a cuerpo. Su historia se teje con hilos de tradición, innovación y una filosofía arraigada en el respeto, la disciplina y la eficacia en la lucha. Desde sus humildes comienzos hasta su reconocimiento global en la era moderna, el Jujutsu ha dejado una marca indeleble en la cultura japonesa y en el mundo de las artes marciales.

Los orígenes del Jujutsu se remontan al periodo Sengoku (1467-1603), una época marcada por conflictos internos y luchas de poder entre los señores feudales. En este contexto, el Jujutsu se desarrolló como un método de combate para los guerreros samuráis en el campo de batalla. Al Jujutsu también se le conocía como taijutsu y yawara. Consistía en un sistema de ataques que comprendía proyecciones, puños, patadas, puñaladas, estrangulaciones, inmovilizaciones y defensas.

Aunque las técnicas de Jujutsu se conocían en tiempos pasados, fue a finales del siglo XVI cuando se comenzó a practicar y enseñar sistemáticamente, durante el periodo (1603-1868) se desarrolló como un arte complejo que lo enseñaban los maestro de algunas escuelas.

Hoy en día, el legado del Jujutsu perdura en una variedad de formas. El Judo, el Aikido y muchas otras artes marciales modernas tienen sus raíces en el Jujutsu tradicional, preservando y adaptando sus técnicas y principios para las necesidades y los valores contemporáneos. Además, el Jujutsu sigue siendo practicado en diversas formas en Japón y en todo el mundo, tanto como arte marcial como una disciplina para el desarrollo personal y la salud.